miércoles, 28 de septiembre de 2011

Respuestas a la posibilidad de una nuevas crisis

La probabilidad de que la economía mundial entre en  una nueva recesión supera el 50%, para la mayoría de analistas. Esto impone para los países un gran reto ya que gran parte de su “munición” fue gastada en el 2008-2009. El caso de EE.UU es interesante de analizar por sus implicancias para el caso peruano. Los Estados Unidos instrumentaron en el pasado reciente una política fiscal y monetaria expansiva que incluso llevó a la tasa de interés de corto plazo a cero por ciento. Sin embargo no les alcanzó para conseguir una recuperación sostenida de la economía y reducción del desempleo. Hoy el gobierno tiene una difícil situación de déficit y deuda pública que proyectada se vuelve más difícil aún. En ese contexto aparece la amenaza de una nueva recesión y desempleo. El gobierno del presidente Obama ha respondido. En lo fiscal ha presentado para su aprobación un nuevo paquete de estímulo fiscal de alrededor 480 billones de dólares. En lo monetario, el banco central anunció  un tercer “quantitative easing” de 400 billones de dólares. Los mercados respondieron cayendo. No les creyeron. ¿Por qué? El paquete fiscal  en su mayoría (2/3) es reducción de impuestos sobre todo a la planilla y mayor subsidio al desempleo de largo plazo. Busca reducir el desempleo que llega a 9.1%. Sin embargo tales reducciones y subsidios son temporales. Por lo que las empresas si bien sienten que el costo de contratar un trabajador se reduce no se lanzarán a contratar masivamente trabajadores ya que saben que es una situación temporal; su efecto será  marginal. Los trabajadores por su parte, no gastarán en consumo el mayor ingreso después de deducciones que les llega  ya que al percibir que es  un ingreso transitorio lo ahorrarán en gran  parte ( pagar deuda); su efecto sobre la demanda agregada será también marginal. La política monetaria por su lado no busca esta vez  aumentar la cantidad del dinero en la economía sino cambiar activos financieros de corto plazo por activos de mediano y  largo plazo con la finalidad de reducir su  tasa de interés que ahora llega hasta  4% anual. Como tales tasas son las relevantes para el gasto en consumo e inversión, se piensa incentivarlo  de esta forma. Pero hay dos problemas. Primero, el mercado total de deuda no financiera  se calcula en 30 trillones de dólares por lo que los 400 billones de intercambio  no le impactarán mucho. Segundo, las tasas de interés de largo plazo están determinadas por  las tasas  de corto plazo futuras  esperadas por lo que será muy poco lo que consiga el banco central haciendo el intercambio.  A menos que actúe sobre el componente de riesgo que diferencia las tasas de ambos tipos de activos. En neto, su efecto también será débil. Lo cual deja una situación bien preocupante para EE.UU,  para el mundo y para nuestro país.

martes, 20 de septiembre de 2011

¿Qué está pasando con la economía mundial?

En el Perú y en el resto de países en desarrollo está creciendo la preocupación por la  cercanía de una nueva crisis económica-financiera mundial de proporciones similares o aún mayores a la del 2008-2009. Eso obviamente nos va a afectar apreciablemente por lo que hay que estar muy bien preparados para enfrentarla en lo monetario y en lo fiscal, para lo cual contamos con recursos en mayor cuantía que en el 2008-2009. Quiero esta vez exponer algunas ideas al respecto.
¿Por qué si en EE.UU y  la UE se implementaron políticas fiscales y monetarias expansivas dichas economías no encontraron el camino de una recuperación sostenida, al punto de estar en peligro de recaer en recesión otra vez?.¿Qué pasó?. Considero que podría haber algún error de diagnóstico. Hay una corriente muy fuerte de economistas que estiman que el principal problema en la UE y en EE.UU es el sobreendeudamiento que tienen algunos gobiernos para la UE y millones de personas en EE.UU. Esta situación provoca que en algún momento los agentes económicos tienen que pagar sus deudas, originando que restrinjan su gasto en bienes y servicios y por ende una    caída en la demanda agregada a la par que una  situación de exceso de demanda por dinero. Esto último debido a una condición walrasiana, reforzada por el hecho de que la tasa de interés de corto plazo esta en cero. Mientras dure ese proceso es muy difícil que pueda haber una recuperación importante y sostenida de la producción y el empleo, dado que  la demanda agregada seguirá deprimida. La política monetaria tendrá muy poco que aportar. En un caso de sobreendeudamiento de privados la política monetaria no tendrá mayor efecto dado que la gente no estará interesada en adquirir nueva deuda cualquiera sea la tasa de interés, amén del argumento clásico de la trampa por la liquidez. El QE1 tuvo un éxito relativo porque enfrentó un problema financiero de  bancos que necesitaban liquidez y aportes de capital para volver a operar. El QE2 tuvo poco éxito dado que enfrentó en lo principal un sobreendeudamiento de  agentes económicos no financieros. Un QE3 no tendría razón de ser en las actuales circunstancias.¿ Entonces qué?. Se dan algunas soluciones. Primero, una política de gasto público expansiva que use el exceso de ahorro que el privado no utiliza. Segundo, medidas que reduzcan fuertemente el sobreendeudamiento incluyendo la posibilidad de default. Tercero, provocar mayor inflación via expectativas privadas. Cuarto, medidas de corte microeconómicas que alienten el gasto privado en inversión y consumo via afectación de expectativas con reducciones de impuestos a la renta, a la contratación de mano de obra, al valor agregado,etc.

Sobre la llamada inclusión social

Una de las columnas vertebrales, sino la principal, del presente gobierno es el objetivo de lograr a la brevedad la  inclusión social de grandes mayorías. Para mi, la llamada inclusión social no es otra cosa que sacar de la situación de extrema pobreza y pobreza a millones de peruanos. Seguramente el diagnóstico es que tales segmentos de la población se encuentran en dichas  situaciones porque están excluidos de una serie de circuitos modernos de la economía, de alta productividad, como el financiero, tecnológico, infraestructura, educación, salud, etc. Por consiguiente hay que incluirlos dentro de ellos.
Hasta aquí, creo que nadie puede estar en desacuerdo con ese objetivo. Sin embargo, lo que  llama la atención es el excesivo énfasis que se  dá al gasto en programas sociales como una forma de lograr dicha inclusión, tipo Pensión 65, ampliación del programa Juntos, Cuna más y también elevar el sueldo mínimo. Considero que ello dista mucho de constituir medios idóneos y eficaces de conseguir la ansiada inclusión. A lo sumo, sería un complemento a cuestiones más medulares que deseo discutir a continuación.
En una sociedad siempre va a existir desigualdad de ingresos entre personas. Es decir, siempre habrá pobres más no extremadamente pobres. La  teoría económica distingue entre “buena” desigualdad y “mala” desigualdad. La primera es el resultado de gente que es extremadamente productiva y que provee a la sociedad de bienes y servicios nuevos, de calidad. A cambio de eso genera ingentes ingresos. Contra eso no se puede estar. Al contario hay que incentivarlo. La segunda es la que hay que eliminar pues resulta de malas prácticas como coimas, robos, privilegios, etc.  Si deseamos lograr una inclusión social apreciable en este  gobierno el énfasis debiera de estar en hacer al menos cuatro reformas estructurales profundas. Primero, en la educación a fin de garantizar a todos el acceso a una educación de calidad en todos sus niveles. Segundo en la salud, para igualmente asegurar a todos un acceso a una salud de calidad y de bajo costo. Tercero, masiva inversión en infraestructura a lo largo del país que incluya vías de comunicación, telefonía, saneamiento ambiental, energía, etc. Cuarto, reformar el estado en muchos aspectos tipo descentralización, seguridad, eficiencia administrativa.
El gasto en programas de corte social, asistencialista, es necesario mientras exista extrema pobreza pero no deben de constituir lo fundamental. Su financiamiento debe  estimarse después de contabilizar lo requerido por las reformas estructurales a ser realizadas. No al revés. Hay que cuidar de no caer en  populismo.