martes, 20 de septiembre de 2011

Sobre la llamada inclusión social

Una de las columnas vertebrales, sino la principal, del presente gobierno es el objetivo de lograr a la brevedad la  inclusión social de grandes mayorías. Para mi, la llamada inclusión social no es otra cosa que sacar de la situación de extrema pobreza y pobreza a millones de peruanos. Seguramente el diagnóstico es que tales segmentos de la población se encuentran en dichas  situaciones porque están excluidos de una serie de circuitos modernos de la economía, de alta productividad, como el financiero, tecnológico, infraestructura, educación, salud, etc. Por consiguiente hay que incluirlos dentro de ellos.
Hasta aquí, creo que nadie puede estar en desacuerdo con ese objetivo. Sin embargo, lo que  llama la atención es el excesivo énfasis que se  dá al gasto en programas sociales como una forma de lograr dicha inclusión, tipo Pensión 65, ampliación del programa Juntos, Cuna más y también elevar el sueldo mínimo. Considero que ello dista mucho de constituir medios idóneos y eficaces de conseguir la ansiada inclusión. A lo sumo, sería un complemento a cuestiones más medulares que deseo discutir a continuación.
En una sociedad siempre va a existir desigualdad de ingresos entre personas. Es decir, siempre habrá pobres más no extremadamente pobres. La  teoría económica distingue entre “buena” desigualdad y “mala” desigualdad. La primera es el resultado de gente que es extremadamente productiva y que provee a la sociedad de bienes y servicios nuevos, de calidad. A cambio de eso genera ingentes ingresos. Contra eso no se puede estar. Al contario hay que incentivarlo. La segunda es la que hay que eliminar pues resulta de malas prácticas como coimas, robos, privilegios, etc.  Si deseamos lograr una inclusión social apreciable en este  gobierno el énfasis debiera de estar en hacer al menos cuatro reformas estructurales profundas. Primero, en la educación a fin de garantizar a todos el acceso a una educación de calidad en todos sus niveles. Segundo en la salud, para igualmente asegurar a todos un acceso a una salud de calidad y de bajo costo. Tercero, masiva inversión en infraestructura a lo largo del país que incluya vías de comunicación, telefonía, saneamiento ambiental, energía, etc. Cuarto, reformar el estado en muchos aspectos tipo descentralización, seguridad, eficiencia administrativa.
El gasto en programas de corte social, asistencialista, es necesario mientras exista extrema pobreza pero no deben de constituir lo fundamental. Su financiamiento debe  estimarse después de contabilizar lo requerido por las reformas estructurales a ser realizadas. No al revés. Hay que cuidar de no caer en  populismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario