jueves, 26 de enero de 2012

¿Deuda Externa o Deuda Eterna?

Hasta hace quince años atrás la deuda externa pública del país se acercaba, en promedio, al 50% del PBI, posición que se consideraba riesgosa dado que podía significar problemas para servirla adecuadamente y para la estabilidad macroeconómica de la nación. En realidad, varias generaciones de peruanos crecieron con la idea que en el Perú la deuda externa pública constituía un serio problema. Al extremo que se le motejaba con el término “deuda eterna”, graficando con ello la imposibilidad de que sea pagada en los términos pactados.
Hoy, existe deuda externa pública pero ya no se le considera  un “problema”. ¿Qué sucedió? Analicemos.
A fines del año pasado la deuda externa pública ascendía a 20 132 millones de dólares, lo que constituyó el 12% del PBI, porcentaje que no es considerado riesgoso en absoluto. Es decir, en escasos quince años se redujo dicho porcentaje de un poco más de 45% a escasamente 12%. Por otro lado, el servicio de la deuda externa pública constituye en la actualidad menos del 1% del PBI implicando una fuerte reducción respecto al pasado. ¿Qué se hizo para conseguir tal situación? Fueron varios los factores en juego. Primero, la economía empezó a crecer a tasas  mayores  financiando dicho crecimiento cada vez más con fuentes internas de ahorro. El ahorro externo, cuando fue positivo, constituyó en promedio el 2% del PBI en los últimos diez años. Segundo, los sucesivos gobiernos de Fujimori, Toledo y García implementaron medidas de reingeniería financiera que condujeron a reducir sustancialmente el servicio de la deuda externa. Se aprovechó la coyuntura mundial de bajas tasas de interés emitiendo nueva deuda externa menos cara que sustituyó a la antigua de mayor costo. Además, se tomó ventaja de las oportunidades de financiamiento que ofrecía el mercado local, en especial, los recursos manejados por las AFPs, para emitir deuda en soles que reemplazó la deuda externa en dólares más cara; es decir, se sustituyó deuda en dólares por deuda en soles. A fines del año pasado la deuda externa pública representaba el 12% del PBI y la deuda pública interna casi el 10% del PBI. Un crecimiento considerable respecto al pasado. En la actualidad la deuda pública total representa alrededor del 22%PBI.
Y ¿qué de la deuda externa privada? En principio, la teoría económica estándar no la considera mayor problema aún cuando recientemente esa posición está siendo cuestionada por algunos economistas. En el país llega a superar el 8% del PBI configurando con ello una deuda externa total de alrededor del 20% del PBI, magnitud que a nivel internacional se ubica entre las de menor incidencia.

martes, 3 de enero de 2012

Sobre el Comportamiento de la Inflación

Según cifras recientes publicadas por el INEI, el año 2011 cerró con una inflación de 4.74% por encima de la meta del BCRP; la cual estaba fijada en 2% anual –y 3% como límite superior-. Esta inflación se caracteriza, en lo fundamental, como una inflación de alimentos, cercana al 10%, dado que fueron los precios de alimentos los que la impulsaron fuertemente.
Desafortunadamente, ésta es el peor tipo de inflación que puede tener un país con amplios sectores de su población en situación de pobreza y extrema pobreza, ya que a ellos a quienes más golpea; pero ¿qué produjo tal inflación? Para responder la pregunta debemos recordar que son cuatro los factores que determinan una inflación: a) presiones de demanda; b) presiones de oferta; c) inflación importada; y d) expectativas. Respecto al primer factor tendríamos que decir que, en promedio, la demanda interna nominal creció más que el PBI potencial, sobre todo en los primeros meses del año, impulsando un crecimiento cercano al 4% de la inflación subyacente; esto configuró en alguna medida presiones inflacionarias de demanda. Existieron también presiones provenientes del lado de la oferta interna derivadas, en lo sustancial, de condiciones climatológicas adversas que afectaron los precios de algunos alimentos y del crecimiento de la productividad de factores; que sirvió para aminorar las presiones provenientes de los otros factores a ser considerados. La inflación importada jugó un rol importante ya que a nivel mundial los llamados commodities, alimentos y petróleo, registraron aumentos de precios considerables sobre todo en el primer semestre del año. Como el Perú importa en forma apreciable alimentos y combustibles, tales aumentos en los mercados mundiales se vieron reflejados internamente. Un factor que jugó en contra fue la apreciación del tipo de cambio nominal (4%), rebaja del dólar,  pero que no alcanzó para servir de contrapeso a la inflación importada indicando así que el pass-through en el Perú es relativamente pequeño. Las expectativas inflacionarias de los agentes económicos se desengancharon durante el año de la meta del BCRP, situándose alrededor del 3% de inflación anual. Ello contribuyó a poner su granito de arena en el comportamiento de la inflación. Ante este panorama el BCRP  creyó conveniente no  rebajar su tasa de interés de referencia (4.25%) lo cual me pareció una decisión muy sensata, no obstante la petición de algunos economistas muy cercanos al gobierno que sostenían que era necesario rebajarla en vista de la crisis internacional que se avecina.
Para el año 2012 estimo  que la inflación debería ser menor en consideración a que la economía registrará una menor tasa de crecimiento  de la producción como de la demanda agregada; así como, al hecho de que la economía mundial se desacelerará fuertemente reduciendo con ello presiones alcistas sobre el precio de los alimentos y combustibles. Es probable que, en este escenario,  la inflación se acerque al rango meta del BCRP (1%-3%). Las expectativas de inflación de los agentes económicos no tendrían motivo para no engancharse con el 2% del BCRP.
Habría que resaltar que de darse lo pronosticado para el 2012, el BCRP tendría mayor libertad de maniobra con la tasa de interés de referencia y, en general, con la política monetaria ya que si la nueva crisis internacional nos golpease fuertemente  podría tranquilamente implementar una política monetaria expansiva sin preocuparse en exceso de la inflación.